Volvemos con los Water beads y esta vez añadimos espuma de afeitar. La cantidad era claramente excesiva así es que le dimos otra vuelta de tuerca añadiendo un colador y otro cacharro con agua. O. pescaba los Water beads en la espuma y luego los lavaba y ponía en el colador. La mezcla de texturas es una gozada y se ha pasado un buen rato manejando los con mucha delicadeza.
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